Divertirse para aprender

Sabemos que la manera más natural en que se dan los procesos de aprendizaje es cuando nos divertimos y estamos relajados. Es como si la mejor manera de aprender fuera cuando no nos disponemos a ello. 

El reto de los maestros está en encontrar métodos y estrategias que les permitan cautivar el interés de la diversidad de sus alumnos para mantener en el salón de clases un alto nivel de energía y motivación. Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga, en un artículo publicado en la revista digital educayaprende.com brinda algunos consejos para lograrlo: mantener un tono enérgico, permitir y propiciar momentos de broma y risa, e incluir los intereses individuales de los niños y niñas dentro de las actividades que se realizan en clase. Asimismo apunta que el orden y la disciplina positiva que se procura en la sala de clase no tienen que ir reñidos con lo lúdico. 

Como consejo final se recomienda utilizar recursos que favorezcan la diversión como la música, el deporte y las actividades al aire libre, a lo que yo añadiría: la danza y el movimiento creativo.

La danza es un arte que, por definición, propicia el desarrollo holístico de los niños y niñas en un ambiente que se caracteriza, precisamente por ser uno divertido. La diversión en la clase de Dance lab se da por una combinación de elementos que hacen de esta experiencia una muy enriquecedora en muchos sentidos. En la clase se trabaja tanto individual como en grupo utilizando música variada, al igual que con distintos elementos y materiales como aros (hula hoops), cuerdas, pañuelos, rayuelas, instrumentos musicales, entre otros, que sirven para estimular la imaginación y la creatividad. 

Los juegos creativos que se emplean como parte de la metodología de la clase crean el ambiente perfecto para que se de un proceso de aprendizaje significativo, uno que va más allá de la disciplina del baile y que conecta con el estudiante y toda su capacidad cognitiva. Dance lab aprovecha ese contexto de diversión para apoyar el proceso de aprendizaje que se lleva a cabo desde el currículo académico escolar, estimulando las capacidades cognitiva de cada uno, y conectando con aquellos que tienen diversidad de inteligencias o alguna dificultad. 

A menudo, aquellos estudiantes que en el salón de clase suelen ser muy inquietos, indisciplinados o “hyper”, en la clase de baile son los líderes de fila, los que se paran al frente y no tienen miedo de sugerir ideas de como añadirle un giro a determinada combinación de pasos. Al fin y al cabo estos estudiantes, a veces llamados ‘difíciles’, suelen ser los más beneficiados por la disciplina de la danza y el movimiento creativo. A veces, lo que necesitan para desarrollar su potencial es precisamente eso: la oportunidad de moverse, expresarse y salir de la rutina. 

Es por eso que entendemos lo valioso que es poder brindarles, desde edades tempranas, la oportunidad a todos de que se expongan a disciplinas y escenarios diversos en los que puedan desarrollarse, expresarse y aprender. Dance lab, como parte del currículo y la rutina escolar, aporta ese granito de diversión que necesita toda niña y todo niño para aprender.

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